Artículo: 8 razones para hacer voluntariado
Autor: Manuel García
Si preguntamos a las personas que colaboran voluntariamente con alguna entidad no lucrativa nos encontraremos respuestas como estas:
Esto lleva a muchas personas a acercarse a una organización sin ánimo de lucro. Compartir una afición deportiva o cultural, poner en prácticas sus ideas o inquietudes sociales, políticas, religiosas…
Buscan la manera de aproximarse o de profundizar en aficiones o inquietudes que siempre les han preocupado o que un día descubrieron, a través de un medio de comunicación, o por los comentarios de un amigo, un compañero de trabajo o de un familiar.
Es obvio que a veces sentimos la necesidad de rodearnos de aquellas personas que tienen algo en común con nosotros, que comparten esas inquietudes o esas aficiones. Necesitamos rodearnos de esas personas que entienden esa otra faceta de nuestra vida. No siempre tenemos entre nuestros familiares o amigos habituales, personas que comprendan o compartan algunas de nuestras ilusiones, por lo que se nos hace necesario acercarnos a una entidad donde poder convivir con personas que tengan ese grado de afinidad.
Buscamos pertenecer a un grupo para compartir preocupaciones, utopías o afinidades.
En ocasiones nos sobra tiempo o queremos buscar la manera de desconectar de nuestro trabajo o nuestros estudios. Para las personas más mayores, para las que viven su jubilación, es fundamental buscarse tareas que ocupen su tiempo.
Ese tiempo, diario o semanal, es invertido por muchas personas en colaborar con alguna entidad sin fines lucrativos.
Todos tenemos nuestras habilidades y nuestros conocimientos, y a veces sentimos la necesidad de ponerlos al servicio de los demás desinteresadamente, simplemente para tener la sensación de ser útiles a los demás, tratando de ayudar a las personas más necesitadas.
Esta necesidad se da con más frecuencia entre los voluntarios de más edad.
Muchas veces acercarnos a una organización no lucrativa que realiza determinadas actividades nos aporta experiencia. Pensemos en un estudiante de psicología que busca ampliar y consolidar sus conocimientos al integrarse en una asociación que trabaja con personas de la tercera edad o niños con algún tipo de discapacidad.
Sentirse bien con uno mismo es como muchos voluntarios definen ese sentimiento que nos lleva a hacer cosas por otras personas, a las que ni tan siquiera conocíamos, sin pretender nada a cambio, simplemente tener esa sensación de bienestar cuando ayudas a los demás desinteresadamente. Necesitamos ser solidarios.
Es frecuente encontrar personas que se ofrecen como voluntarias siguiendo los consejos de un amigo o familiar. Más por curiosidad y por tener nuevas experiencias que por un firme convencimiento.
Es en este caso cuando suele haber más decepciones, lo mismo por parte del voluntario como por parte de las entidades.
A veces algunos sucesos que ocurren en nuestro alrededor, unas veces muy próximas, vividas por nuestros familiares o amigos (enfermedades, problemas con las drogas…); otras veces lejanas (una catástrofe natural o una hambruna) impulsan al voluntario a alistarse en una organización no lucrativa que le permita luchar por esos
problemas o desigualdades sociales.