Formación para el Sector no Lucrativo
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BLOG DE COOPERACIÓN INTERNACIONAL Y ACCIÓN SOCIAL

Artículo: Qué son los Documentos Estratégicos para la Reducción de la Pobreza

Autor: Manuel García

 

 

Los Documentos Estratégicos de Reducción de la Pobreza (DERP por sus siglas en español o PRSP por sus siglas en inglés) constituyen uno de los instrumentos más importantes para la planificación y acción en el combate a la pobreza, tanto para los gobiernos nacionales y la sociedad civil que los elaboran y participan en el proceso, como para los organismos financieros multilaterales del sistema de ayuda que los financian.

 

Conviene pues que los alumnos de este curso piensen que, a la hora de formular un proyecto en un país en desarrollo para el que exista obligación de contar con un DERP, parte del diagnóstico sobre la incidencia de la pobreza y las políticas públicas adoptadas para su reducción pueda fundamentarse en este importante documento. De esta forma el trabajo de la ONG o agencia de cooperación se integrará en un marco común de acción y no contribuirá a la dispersión o atomización de las acciones en el país beneficiario, disminuyendo así los costes de transacción que para los países en desarrollo suponen que no tengamos en cuenta sus propias estrategias de reducción de la pobreza.

 

LOS DERP como documentos nacieron en 1999, por parte del FMI y del Banco Mundial, con la finalidad de asegurar que los Países Pobres Altamente Endeudados (PPAE), que se beneficiaban desde 1996 de una iniciativa para el alivio de su deuda, contasen con una estrategia enfocada en la lucha contra la pobreza, usando los recursos liberados del servicio de la deuda. Para poder beneficiarse de la reducción de su deuda, los PPAE tenían que haber diseñado e implementado de forma satisfactoria una Estrategia de Reducción de la Pobreza, por lo menos durante un año.

 

Los DERP son preparados por las autoridades de los países de bajo ingreso mediante un proceso en el que participan las partes interesadas del país y los socios externos en el desarrollo, entre ellos el FMI y el Banco Mundial. Los DERP describen las políticas y programas macroeconómicos, estructurales y sociales que aplicará un país por varios años para fomentar un crecimiento generalizado y reducir la pobreza, así como las necesidades de financiamiento externo y las consiguientes fuentes de financiamiento.

 

Los DERP son impulsados por los propios países, y en su preparación intervienen la sociedad civil y el sector privado. Están orientados a la obtención de resultados y procuran, fundamentalmente, producir efectos que beneficien a los pobres. Reconocen que la lucha contra la pobreza exige un enfoque integral, puesto que la pobreza es mucho más que la mera carencia de ingresos; la población pobre también sufre la falta de oportunidades, seguridad y participación en las decisiones que afectan su vida.

 

Los DERP están orientados a la colaboración, pues alientan la intervención coordinada de organizaciones bilaterales, multilaterales y no gubernamentales en el programa nacional de reducción de la pobreza. Además, basan la lucha contra la pobreza en una perspectiva a largo plazo.

 

Los DERP fomentan una mayor apertura en la formulación de políticas. Los gobiernos tratan de incluir a grupos tradicionalmente marginados, el sector privado y la sociedad civil en la elaboración de los DERP y, por ello, las estrategias de reducción de la pobreza trazadas mediante este proceso suelen gozar de mayor apoyo de la comunidad y las partes interesadas; asimismo, las autoridades las consideran como propias.

 

Si bien los DERP son un proceso en sí mismo positivo, algunas voces críticas destacan las dificultades existentes como consecuencia de la falta de capacidad técnica en muchos países para elaborar un documento de gran complejidad.

 

Además, algunos gobiernos demuestran escasa voluntad de involucrar en su discusión a la sociedad civil. A veces, al no existir esa capacidad, los países tienen que recibir asistencia técnica, lo que pondría en serias dudas el grado real de apropiación del DERP por el país beneficiario cuando, en realidad, “otros de fuera te han hecho el DERP”.

 

También se han vertido críticas sobre el concepto de apropiación manejado en los DERP, en la medida en que, primero, la apropiación es vista como una forma de responsabilizar a los países por su propio fracaso en desarrollarse. Segundo, por el hecho de que todos los objetivos del DERP (crecimiento, reducción de la pobreza), se encuentran claramente subordinados a la buena gestión macroeconómica y financiera, lo que conllevaría una contradicción con la apropiación en cuanto se dicta a los países unos principios (ajuste y las prioridades del FMI) a los que debe responder el DERP y, al mismo tiempo, se les exige que se apropien de unas estrategias que, en su origen, no son propias.

 

En definitiva, los DERP no son, ni más ni menos, que estrategias integrales de reducción de la pobreza, con resultados verificables en un marco temporal de al menos tres años, y cuya iniciativa y elaboración parten de los propios países.

 

Procuran establecer el vínculo esencial entre las medidas adoptadas por las autoridades nacionales, el respaldo de los donantes y los resultados en materia de desarrollo necesarios para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) de las Naciones Unidas, que se centran en reducir la pobreza a la mitad entre 1990 y 2015.

 

Los DERP proporcionan una base operativa para los préstamos concesionarios del FMI y el Banco Mundial en el marco de la Iniciativa para los países pobres muy endeudados (PPME).

 

 

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