Artículo: Reducción o Condonación de la Deuda Pública
Autor: Manuel García
En octubre de 1996, el Banco Mundial y el FMI llegaron a un acuerdo sobre un plan de reducción de la deuda para los Países Pobres Altamente Endeudados (PPAE), que debería permitir al país deudor devolver sus préstamos sin comprometer su crecimiento económico y sin aumentar los atrasos, hipotecando de nuevo su futuro.
La iniciativa tenía por objeto reducir la deuda multilateral, bilateral y comercial a lo largo de un periodo de seis años hasta un nivel sostenible que el país pueda afrontar.
Como condición para aliviar la deuda, el país debe aplicar las políticas de ajuste estructural aprobadas por el Banco Mundial y el FMI. Conforme a esta iniciativa, una vez que el país elegido ha aplicado una reforma económica durante tres años, los acreedores del Club de París (principales estados acreedores que estudian los problemas de pagos de los países deudores de manera conjunta y no bilateral) reducen en un 67% la parte de la deuda que reúne las condiciones exigidas.
Se supone que todos los demás acreedores, aquellos bilaterales que no son miembros del Club de París y los bancos comerciales, concederán rebajas similares. Si estas medidas no se traducen en una deuda sostenible, el país pasa a la segunda fase de tres años durante la cual puede obtener el apoyo de las instituciones financieras internacionales para llevar a cabo una reforma económica y reducir la pobreza.
Al término de los seis años y siempre que el país pueda presentar un historial aceptable aplicando las reformas económicas exigidas, será objeto de una reducción de hasta el 80% de la parte de la deuda que cumpla los requisitos establecidos por el Club de París.
Este segundo periodo puede abreviarse para aquellos países que demuestren una actuación rigurosa en sus programas de ajuste.
Fueron 41 los países que fueron clasificados como países pobres altamente endeudados por el Banco Mundial, pero sólo unos pocos se beneficiarán de esta iniciativa (Chad, Liberia, Benín o Myanmar, entre otros, se quedan fuera).
Los acreedores bilaterales y multilaterales no están cancelando la deuda sino que están aportando dinero para reducirla.
Algunos de los miembros del G-8 y otros países de renta media y alta no han comprometido todavía suficientes recursos para el alivio de la deuda bilateral.
La iniciativa PPAE plantea como sostenibles niveles muy elevados de deuda exterior, mientras que este mismo baremo es mucho más flexible cuando se aplica a los países ricos.
No se ha tenido en cuenta que las naciones más pobres afrontan el pago de sus deudas a costa del bienestar de su propia población.
Estamos ante una espera demasiado larga. Plantear como plazo mínimo entre tres y seis años de reformas económicas es demasiado tiempo para un país empobrecido que cada día que pasa se endeuda más.
La iniciativa PPAE exige la aplicación de las políticas de ajuste estructural en los países que necesitan un alivio de su
deuda. Estas reformas pueden ser positivas en algunos aspectos, mientras que en otros suponen perpetuar situaciones de pobreza y hambre.
Se estableció una fecha límite, a partir de la cual, la deuda contraída no es renegociable, conforme al momento en el que el país deudor en cuestión le solicita por primera vez ayuda, generalmente, en la década de los ochenta.
En el siguiente cuadro podremos ver los países con mayor deuda externa.
Obsérvese como la mayoría de estos países se encuentran en África (Etiopía, Madagascar, Mozambique, Tanzania, Mauritania, Benín, Burkina Faso, Ghana, Mali, Ruanda, Senegal, Uganda y Zambia), seguidos de América Latina (Nicaragua, Honduras, Guayana y Bolivia).